domingo, agosto 05, 2018

Rodolfo Serrano

Un poemilla de verano
Esta tierra de adustos secarrales
donde habita el alacrán y la cigarra,
con un sol de justicia -metáfora tan solo- 
y cielo azul, infierno sin remedio,
es una tierra enferma, abandonada,
vaciada de sueños y futuros.

Los pueblos se adormecen en la tarde,
y en sus calles desiertas nadie cruza
la vida que se estrella en las paredes.
Esos muros de cal que ni siquiera
guardan los cantos infantiles en sus grietas.
No hay un mañana abierto. Nada cambia
el tedio y el hastío en la plazuela.
Y en el bar cuatro viejos contra el tiempo
hasta ahora detenido entre los naipes.
Es una España que vive en un pasado
aburrido y mortal. La que cantara
Don Antonio Machado que hoy me viene
y estremece los vientos de la historia.
Una historia terrible que ya nadie
escribirá de nuevo como él hizo.
Tal vez será otra historia la que salga
de estas piedras y calles y nos salve
del dolor de vivir. Pero me quedan
tus besos y tu piel, mi única patria.
En ella dejo escrita mi esperanza.

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