jueves, enero 17, 2019

Rodolfo Serrano

En el AVE
Es un día gris. Y por la ventanilla
del tren miro los campos borrosos por la niebla.
Hay una soledad de tiempo detenido.
Ni un alma por las tierras
pardas y lejanas. A lo lejos
una hilera de chopos.

En el vagón moderno
de un tren que nos arrastra
más allá del paisaje nadie mira
los pueblos encogidos
en la mañana fría de este enero.
Viajar, amigo mío, ya no tiene
aquel romanticismo
del vagón de madera y carbonilla.
Ni siquiera puede uno enamorarse
de la mujer de al lado
que escribe algún mensaje
en el móvil. Me consuelo pensando
que probablemente escriba
a alguien que ha dejado
en la estación lejana.
Se derrama ya el sol sobre los campos.
Tampoco yo he dejado algún amor atrás.
Ni voy tampoco
al encuentro de un cuerpo. Definitivamente
el AVE no es lugar - a qué empeñarse-
para un amor de tren de madrugada.


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