domingo, enero 05, 2020

Charly García

Charly García, el rockero que burló la censura y sobrevivió a las drogas

El músico está instalado en el panteón de los ídolos argentinos junto a Maradona, Carlos Gardel, Evita Perón o el papa Francisco.


Argentina es un país prolífico en mitos con nombre y apellido: Diego Maradona, Carlos Gardel, Evita Perón o, últimamente, el papa Francisco. Representantes de la cultura popular, el deporte o el sentido político de la vida, sus rostros están pintados en paredes de barrio, banderas de hinchadas de fútbol o tatuadas en el cuerpo de algún fanático. En ese panteón popular tiene un sitio Carlos Alberto García Moreno (Buenos Aires, 1951), Charly García, un músico de rock superviviente de mil batallas que ha puesto melodía a cuatro generaciones de argentinos. Charly no es un músico global, pero en su país no tiene rivales.
“Charly es un genio precoz que se convirtió en una voz de su generación, en una estrella de rock y después en un mito argentino”, resume Fernando García, autor, junto a José Bellas, de 100 veces Charly. Historias esenciales de un genio en llamas. Antes de los 10 años tocaba el piano como un adulto y gracias a su oído absoluto podía trasladar melodías a las teclas sin necesidad de partitura. Su carrera como concertista estaba asegurada, pero en los años sesenta se cruzó con el sonido de los Beatles y decidió cambiar a Mozart y Chopin por el rock. En 1969, creó Sui Géneris junto Nito Mestre, un compañero de escuela, y nunca más se detuvo. Sui Géneris fue el primer grupo de rock argentino que llenó el mítico Luna Park, que por entonces podía alberga a 25.000 personas, y dejó melodías que aún perduran. “Hubo un tiempo que fue hermoso, y fui libre de verdad. Guardaba todos mis sueños, en castillos de cristal. Poco a poco fui creciendo, y mis fábulas de amor se fueron desvaneciendo como pompas de jabón”, dice Charly en Canción para mi muerte, un “himno de fogón” incombustible. El artista la compuso “en 10 minutos” durante la milicia, “una noche que no podía dormir por los nervios”, contó una vez. Nota aquí.


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