Rodolfo Serrano

Tarde

Si te hubiera conocido mucho antes,
cuando el amor estaba cada día
plantado como un árbol en mi vida,
entonces, cuando el hombre que yo era
buscaba los caminos de la noche
y en la carne de todas las mujeres
encontraba la luz de todos mis veranos.
Si entonces -ay- te hubiera conocido.

Entonces tú, como un viejo perfume,
te hubieras enredado en los oscuros
rincones de mi alma y hasta hubieras
caído en mí como un pájaro herido.

Si entonces, cuando era yo la gloria
de los amores nuevos y esperaba,
sin saberlo tal vez, que me arrollaras
de abrazos limpios y de besos roncos,
si entonces yo te hubiera conocido
no tendría esta angustia de saberte
lejana y tarde y tarde de mi cuerpo.

Porque todo ya es tarde y a destiempo.
Este amor que sabemos tan cansado,
estos amores tristes que me arañan,
esta pasión de lunes y de sueños.

E imagino -tal vez como consuelo-
cómo sería ahora amarte en todo,
cómo sería nuestra vida en una casa
con ventanas abiertas a los parques,
y cómo me amarías cada tarde
en el dulce cansancio de la sangre.

Es una forma, amor, de confesarte
que siempre te he amado sin saberte.