jueves, mayo 14, 2020

Ana Montojo

Gin-tonic
Hoy, tras mucho pensar, he decidido
inventarme una vida,
dejar de lamentarme por lo que ya no tiene
ninguna solución ni vuelta atrás
y fabricar recuerdos que nunca sucedieron.
A quién va a interesar, al fin y al cabo,
que sea o no verdad lo que yo cuente;
a esta edad lo que importa es tener una historia
que despierte en los otros una pizca de envidia
y una añoranza dulce en nuestras noches.
¿Recuerdas aquel día -¡qué torpeza!-
que se vertió el gin tonic?
Cayó por la abertura de mi escote
y estabas tan sediento que bebiste
las gotas que rodaban por mi pecho.
Era tanto el calor que nos pasábamos
los cubitos de hielo, goteaban
en tu boca y la mía.
Y más tarde encontraste
una piel de limón sobre mi vientre
y algún granito de pimienta rosa.
-Ya no me gusta el whisky -sentenciaste-
quisiera otro gintonic.
-Pero esta vez será con cardamomo...

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