ORIGEN
No desisto en el empeño de encontrar mi origen
entre tus pálidos cimientos de granito.
Es un deseo primitivo, vital,
un despliegue de voluntad estéril.
Porque en algún momento yo también deseé los
contornos que dejó la lluvia en tu pecho de cristal,
y bebí de tus artificiales promesas,
y esperé en cada amanecer
recuperar lo que antaño te ofrecí con abatido
desconsuelo.
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