jueves, mayo 29, 2025

Carlos Belloso

 "El teatro me enseñó a ponerle el cuerpo a lo que pienso"

El actor protagoniza una comedia histórica sobre la odisea de Pedro Conde Magdaleno, el sindicalista que fue enviado a Moscú como Agregado Obrero de la embajada argentina en tiempos de Stalin: "Un peronista haciendo quilombo en la URSS".

No habían pasado ni tres meses de su asunción cuando, a través del decreto 7976 del 23 de agosto de 1946, Juan Domingo Perón creó la figura de Agregado Obrero en todas las embajadas argentinas en el mundo. Una decisión revolucionaria, que tenía como finalidad darle representación a la clase trabajadora nacional en el mundo. Uno de los afortunados obreros en representar en el extranjero a sus compañeros fue Pedro Conde Magdaleno, el secretario general de la Unión del Personal de Panaderías y Afines (UPPA), que fue elegido para ocupar el cargo en la Unión Soviética. Una experiencia que recibió feliz, dada su formación socialista, pero que ni bien pisó suelo ruso se convirtió en una decepción: la URSS de la posguerra no era como imaginaba. Aquella aventura, en clave de comedia histórica, es la que cuenta ¡Kapuska! Un peronista suelto en Moscú, la obra protagonizada por Carlos Belloso que sube a escena los viernes a las 21 en Palacio El Victorial (Piedras 722) y los sábados a las 20 en Teatro El Vitral (Rodriguez Peña 344).

La realidad y la ficción se unen en ¡Kapuska!, una obra que hace historia pero sin caer en la solemnidad ni en la impostación que suelen asumir los textos teatrales que revisan el pasado reciente. En la pieza escrita por Max Delupi y Florencia Aroldi aquella aventura es el disparador para indagar por el mundo de las ideologías, sus posibilidades prácticas y la amenaza de la traición, los hombres que las abrazan y los líderes que las implementan, en un tono en el que el drama y el grotesco conviven como los distintos pensamientos políticos que la obra pone en discusión. Alejandra Oteiza, Beto Bernuez, Pepe Arias y Eduardo Marcos completan el elenco de la obra dirigida por Curly Jiménez (El aparato, Cyrano) y en la que Daniel Santoro se encargó del Arte.

“¡Kapuska! es una obra que tiene de todo, porque hay humor, tiene reflexión, se coquetea con el espionaje, se trabaja la historia y tiene un montón de cosas simbólicas”, le cuenta Belloso a Página/12. “No es una obra peronista para peronistas, aunque el peronismo esté muy presente, tanto sobrevolando el texto como en las discusiones que Pedro tiene con otros personajes de ideologías muy distintas con los que se encuentra en Moscú, como lo son sus traductores Pedro Sánchez Cepeda y José Tuñón. La obra discute mucho las ideologías sin perder el sentido del humor”.

-¡Kapuska! está basada en la historia real de Magdaleno, que él mismo dejó escrito en el libro ¿Por qué huyen en baúles?, haciendo referencia a cómo quiso ayudar a huir a los asilados españoles de la URSS stalinista. ¿Qué cuenta la obra de aquella aventura?

-Cuenta la vida de ese hombre atravesado por los ideales, la realidad y la traición. Magdaleno estaba fascinado con la posibilidad de vivir unos años en la URSS. De hecho, fue con su esposa y sus tres hijos con mucho entusiasmo a conocer la tierra en la que creía que los obreros eran felices. Y se encuentra con un stalinismo oscuro, terrible, con un montón de promesas que desde que llega no se las cumplen, viviendo en una habitación diminuta junto a su familia. Porque la verdad es que con el stalinismo sufría todo el mundo, había largas colas para conseguir cualquier cosa, purgas, asesinatos… La obra cuenta la historia de un sueño que se convirtió un poco en pesadilla, a medida que descubre lo que es Moscú y el régimen. Y allí conoce a Cepeda y Tuñón, que ofician de traductores de la embajada, quienes al verlo tan idealista le piden ayuda para que los saque de ahí. Y Pedro, al ver todo lo que pasaba en el régimen, se pone la causa al hombro, y hace todo lo posible para ayudarlos a escapar. Claro que no es una tarea para nada fácil, y en el proceso se discute mucho sobre las ideologías políticas y sus posibilidades prácticas.

-¿Está pensada como una obra de aventuras?

-Podría pensársela así, en tanto están embarcados en una misión que no saben si va a salir bien. La obra, paralelamente, cuenta dos momentos históricos. Empieza en 1959, con Magdaleno muy deprimido por la traición que siente de Frondizi hacia los peronistas, a los que les pidió el voto y nunca pudo o no quiso levantar la proscripción. Fue un momento muy duro para él, cargando los fantasmas de aquel pasado en Moscú que no se le borran, que dan vueltas todo el tiempo por su cabeza. Y luego la obra toma el tiempo de finales de la década del cuarenta y ese viaje a la URSS. Son dos tiempos del relato, que asumen tono y registros muy distintos: mientras en el '59 todo es melodramático, en el ‘47 el recuerdo asume las formas propias de cuando uno rememora, donde todo es un poco más disparatado, amontonado… es como la diferencia entre el cine realista y el cine mudo, donde todo se vuelve más acelerado y con mayores licencias respecto a lo real. Es una obra muy divertida. Nota aquí.



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