martes, agosto 05, 2025

Rodolfo Serrano

 Ubar la de las mil columnas

Soñé anoche con Ubar y sus arenas,
la ciudad sepultada en el desierto,
sus palacios en ruinas y sus templos
que los antiguos dioses olvidaron.
Caminé por sus calles y sus plazas,
desiertas, silenciosas. En sus torres
no ondean las banderas. Negras aves
sobrevuelan las piedras milenarias.
La bella Ubar, la de los mil pilares,
nostalgia de los reinos olvidados,
fugaz en el recuerdo, solo sombra
de viejos manuscritos y leyendas.
Cuentan que su soberbia fue su ruina.
No hubo ejércitos ni máquinas de guerra
derribando sus casas y palacios
ni incendios que arrasaran la ciudad.
Ubar se hundió de pronto en las arenas,
como una cruel blasfemia. Sus murallas
cayeron entre polvo y sus columnas
—bellísimas— volaron como paja.
Pero anoche soñé, como te sueño,
también yo derribado por mi orgullo.
Sombra también, apenas ya recuerdo,
cuando fuiste mi Ubar, perdida y bella.
Foto de Raul Cancio.



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