jueves, octubre 23, 2025

Silvio Rodríguez

 “Las revoluciones no son perfectas, son necesarias”

Silvio Rodríguez está sentado en su estudio, en una casa antigua y modesta de diseño árabe en Playa Provincia en La Habana, al que llamó Ojalá. Detrás suyo hay una estrella con los colores de la bandera de Cuba, un unicornio camina sobre teclas de piano y un submarino con forma de ballena sostiene la ciudad antigua. “¿Estás cómodo?”, pregunta. “Podrías apoyarte contra la pared”. Un piano de cola negro  se adueña del espacio mientras que él se sienta a su lado sobre una butaca alta. Luce una vieja gorra, verde oliva. Se cruza de brazos.

Más de 55 años después de que lanzara su primer álbum, Silvio pasa sus días en el estudio produciendo canciones suyas y de otros artistas. Esto realmente lo mantiene activo. Continúa trabajando en los últimos detalles de lo que será un nuevo disco, y define ciertos temas sobre su gira por Latinoamérica. “Espero aplicarme y ensayar mucho, para que la gente no me tire piedras”, dice, insinuando que nunca está listo para un concierto, desprendido del ego, que no se confunda con falta de confianza en sí mismo, y en su arte.

Silvio creció en una familia comunista, creció entre libros de Marx, y Engels. “Después del triunfo de la revolución, mi padre también fue un hombre muy afín, tremendamente afín a la revolución, un gran lector de poesía”. La conexión de este conocimiento aprendido vino a cruzarse con la música y todas las inquietudes que se planteó durante su tiempo en el ejército. “Preguntas que me hacía y que trataba de respondérmelas leyendo, informándome, y que después resultaban en canciones.”

Desde el punto de vista académico musical Silvio no recibió mayor bagaje. A los 16 años intentó retomar el piano luego de varios intentos fallidos. “Nunca tuve un piano en la casa, pero, además, es un instrumento muy difícil”, confiesa. Sin embargo, mientras estaba en el ejército, prestando el servicio militar, se conectó rápidamente con la guitarra. “Realmente fue mi compañera, y sigue siéndolo”. Sin mayor instrucción en el instrumento, se desarrolló como músico empírico desde un inicio. “Un compañero que dormía al lado mío, tenía su guitarra, y yo le insistía: ‘Enséñame esto, enséñame lo otro’. En cuanto aprendí dos o tres acordes, seguí solo, más o menos, desarrollando. Como suelen hacer todos los guitarreros del universo, ¿no?”.

Silvio Rodríguez creció en una Cuba muy diferente a la que conocemos hoy. Nació en 1946 en un periodo en el que el país llevaba más de 50 años de control y dominio económico de los Estados Unidos. Aunque muchas veces la dictadura de Fulgencio Batista es señalada como el principal detonante para la Revolución Cubana, a la cabeza de Fidel Castro, lo cierto es que el desconcierto de millones de cubanos venía de mucho antes, en gran parte, gracias al control excesivo de los dirigentes norteamericanos y sus políticas que alimentaban la segregación y el poco acceso a un progreso democrático.

Siempre ha sido un lector muy activo, y en su adolescencia trabajó haciendo historietas y como periodista en diarios, pero fue durante su paso por el ejército que inició su primera aproximación a los textos que luego se convertirían en canciones. “Mi equipaje era una enciclopedia que iba conmigo, y todos los libros que más o menos estaba leyendo en aquel momento.” Durante un periodo corto trabajó en distintos órganos de prensa escrita, primero en la vida civil y después en la vida militar. “Haber sido un dibujante de historietas, me ayudó mucho a la cosa de concebir la palabra a través de imágenes. Pero además era muy admirador de los poetas, por supuesto, y cuando uno empieza a admirar a los poetas se quiere convertir en uno de ellos.”

 Luego de varios años de ver la música como una expresión poética, y como una manera genuina de expresar sus ideales y sus sentimientos, solo hasta 1974 tuvo la oportunidad de grabar su primer disco. “Fue una tortura fue para mí”, recuerda. Por ese entonces solo existía una compañía discográfica en la isla, así que le costó mucho tiempo llamar su atención. “Tenía cientos de canciones compuestas, y cerca de ocho años que había empezado como profesional. Ya muchos cubanos y cubanas cantaban nuestras canciones”. Hubo una canción, que Silvio compuso específicamente a partir de la idea de hacer un disco: ‘Sueño con serpientes’. Nota aquí.








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