Más papista que el Papa.
Vive a ocho cuadras de la que era la casa de Francisco y lo retrató en varios cuadros. El la invitó al Vaticano para que le lleve uno.
Entre muchas otras cosas, el Papa despierta gran interés editorial, emociones de distribución masiva y un turismo franciscano que acá, en el barrio de Flores, deja ver a brasileños –¿los japoneses de Sudamérica?– sacándole fotos a la placa de la calle Membrillar: “En esta casa vivió el Papa Francisco” . A ocho cuadras de donde la comitiva brasileña dice “whisky”, Mercedes Fariña pone la llave en la cerradura de su domicilio: acaba de volver del Vaticano con sus valijas y un sobrepeso de alegría indescriptible sin caer en barroquismos. No es una sonrisa de emoticón, es otra cosa. ¿Cómo se le dirá al viaje de una persona cualquiera que, de un día para otro, es invitada a una audiencia papal?. Nota aquí.
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