RETRATO ÍNTIMO DE «MARÍA DOLORES PRADERA»
Al iniciar este retrato he de confesar que me traiciona mi emoción y mi sensibilidad puestas en pie indomables y aplaudiendo; aplaudiendo, a todo rabiar y sin cansarme, no a una voz, ni siquiera a una voz que borda canciones –que las "esculpe", como decíaVázquez Montalbán–; aplaudiendo a un ser humano hermosa y profundamente bello, a una mujer extraordinariamente artista, a una amiga exquisitamente delicada; aplaudiendo a María Dolores Pradera; "aplausos y abrazos" y ¡olés!, "aplausos ¡gracias!" y ¡bravos!, "aplausos viento mensajero" para decirle sencillamente que su canto y, en su canto, todo su ser –"sereno y limpio"– son canto y ser de coloma blanca; paloma blanca como una sonrisa; paloma que canta canciones de lluvia fértil y a la que hasta los geranios y las clavellinas saludan al pasar. Nota aquí.
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