jueves, julio 31, 2014

Rodolfo Serrano

Los hijos de la esclava

Todo el dolor, la sangre, la tristeza,
el juego de los niños en la muerte,
y la vida fugaz como un suspiro,
frágil como los huesos de los viejos.
Esa vida, esa muerte en los fusiles,
la lágrima y el grito en las gargantas.

Y nunca habrá perdón, no hay dios que pueda
aceptar el sacrificio de la carne
del hombre condenado por el hombre.
Jamás habrá perdón mientras exista
la religión de sangre, el terror ciego,
el odio criminal, el fuego abierto.
Completo aquí.

0 comentarios: