LA MEMORIA POSTAL
Subimos alegres por la cuesta
somos juventud de verano
por la carretera los campos
vigilantes altos y delgados
su sombra descargan
sobre la moribunda arquitectura
de flores antiguas machacadas
el óxido avanza
por el abrevadero de zapateros
y alegres renacuajos
de aguas mortecinas enjauladas
allá enfrente se abre el valle
cencerros y casitas temblorosas
de papel de estraza
sobre los silencios como flores deshojadas
siempre el mismo abismo
la misma fuente que mana
sombras coloradas de los gigantes
frutos maduros de la desolación
el engranaje fatal de la distancia
años ha de la postal en la memoria
que el niño llevará en su destino
colgada.
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