De pibe era arquero, pero soñaba con ser cantor de tangos. A los 12 años empezó a trabajar "de cualquier cosa" y enseguida debutó como actor. Dice que de chico padecía su nariz. De grande, le encontró su encanto. Retrato de la coherencia.
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sábado, octubre 25, 2008
Héctor Alterio
Publicadas por Romano a la/s 3:46 p.m.
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