
Y un día, así, de pronto
el amor para siempre se convierte
en rutina y en tedio. Y hasta incluso
el roce da a los besos
un ligero sabor a indiferencia.
Completo aquí.
Publicadas por
Romano
a la/s
11:02 a.m.
Etiquetas: Rodolfo Serrano
0 comentarios:
Publicar un comentario