martes, marzo 13, 2012

Rodolfo Serrano

Nada hay difícil

Yo no sé ni siquiera si me amaba o si era
el instante feliz de los malos momentos.
Cuando estaba en mis brazos, tenía la belleza
del cadillac aquel que cantaba Loquillo
Y también yo me hubiera detenido en la curva
del Tibidabo oscuro de su vientre y su espalda.

Completo aquí.

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