jueves, febrero 27, 2014

Rubén Blades

Paco, el chiquillo eterno

Pocas cosas nos estremecen más que la muerte de un ser querido.Sentimos como una patada en el alma, que nos saca de orden y nos disminuye.
Cuando el que se va es un contemporáneo, la conciencia de nuestra mortalidad se afirma, implacable y serena.
Los hombres no aman sin amarse, dijo Camus y por eso nadie muere sin que todos muramos también un poco. Eso lo reconoce todo el que como yo tiene mas pasado que futuro.
No presumo de haber sido un íntimo de Paco. Simplemente fui un cómplice, de los muchos que debe haber acumulado en su insigne carrera musical y foja de vida.º Nota aquí.

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