sábado, agosto 02, 2014

Daniel Serrano

Madrid me mata

El madrileño tiene con su ciudad una relación de matrimonio antiguo, de esos que no se dicen te quiero ni a punta de pistola pero se aman secretamente lo indecible.
Ah, aquel eslogan de los años de la Movida. Madrid me mata. Claro que sí. Madrid fue una ciudad de un millón de cadáveres y luego tuvo un alcalde septuagenario que iba a los sanisidros rockeros y decía a la multitud: Y el que no esté colocado que se coloque.
Somos una ciudad sin ninguna templanza pero poseemos el mejor cielo del mundo y eso ya lo escribió Pla en numerosas ocasiones (yo creo que era lo único que le gustaba de Madrid) y lo escribe Raquel Peláez rematadamente bien.
Raquel Peláez es madrileña del único modo que se puede ser madrileño de pura cepa: naciendo en otro sitio que no sea Madrid.
Ella nació concretamente en Ponferrada, sí, pero ha elaborado una declaración de amor a la ciudad donde ardió el Windsor y los ejércitos de la noche acamparon en la puerta del Sol un 15M que resulta tan emocionante como un chotis bien bailado por dos vejestorios en la alta madrugada de unas fiestas de La Paloma. Nota aquí.

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