“A veces a los músicos nos falta un poco de conciencia de grupo, de defender lo nuestro y ser un poco más valientes”
Dice Quique González que las canciones son “las dueñas de todo esto, las jefas”. A principios de año logró juntar una decena de ellas y las empaquetó bajo un mismo título, el décimo de su carrera: Me Mata Si Me Necesitas; un disco “marcado por lo personal, por la pérdida de mi padre y estar enamorándome de alguien a la vez”. En apenas dos semanas estará ofreciendo algunas de esas canciones, junto a su repertorio más habitual, en la nueva edición del Deleste Festival (La Rambleta, 4 y 5 de noviembre). “Los músicos no solemos elegir mucho dónde tocar: tocamos donde quieren que toquemos”.
Pensando bien cada respuesta, incluso mientras las construye, González responde muy tranquilo al otro lado del teléfono que le distorsiona la voz. “Ya me gustaría a mí tener la voz que tiene Ray LaMontagne”. La pausa no evita que dé algún paso en falso en el camino hacia las respuestas, pero corrige siempre a tiempo y no la emplea para esconderse dialécticamente. “Vivimos en un país en el que a los actores y a los directores de cine se les escupe por la calle”, explica en la antesala de la autocrítica; la propia (“en Avería Y Redención creo que tendría que haber hecho algunas cosas de otra forma”) y la colectiva: “los músicos nunca hemos sido demasiado corporativistas, por naturaleza, y es cierto que a veces nos falta un poco de conciencia de grupo, de defender lo nuestro y ser un poco más valientes”. Nota aquí.
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