domingo, abril 28, 2019

Luis García Montero

Que es domingo 28 de abril

Oye sus pasos que se acercan por el pasillo. Cuando se levantó para preparar el desayuno, él se hizo el dormido, quiso quedarse un rato más en la cama. Le gustan las mañanas de domingo, sabe aprovechar las brumas amables de ese tiempo que suelen romper los despertadores. Hay una forma de habitar entre la realidad y el sueño que le permite desde que era niño mezclar los años, las situaciones, los sentimientos. Lo que ocurre es que, cuando era niño, la duermevela solía lanzarse a galopar por el futuro y ahora siempre se empeña en volver al pasado, a los pasos de su madre en una cocina de posguerra en la que cada mañana y el olor a café eran un domingo de resurrección. Ahora escucha los pasos de su mujer y agradece la juventud que tiene al andar después de más de cuarenta años de casados. La puerta se abre, ella se acerca y le dice que se levante, que es domingo 28 de abril.

Bajan los dos juntos. Al salir del ascensor se encuentran con el vecino del quinto que viene de pasear a su perro. Bueno, en realidad no es su perro, es el de su hijo. Pero seguro que Carlitos estuvo anoche de juerga con sus amigos y le ha tocado al padre sacarlo a pasear. Lo que una no haga por los hijos, piensa ella, y luego pregunta que si ha ido ya. No, responde el vecino, mientras el perro se cuela en el ascensor. Ha quedado en despertar a Carlos sobre las doce para ir los dos juntos. Nota aquí.

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