miércoles, noviembre 06, 2019

Luis García Montero

Vagos y maleantes, prostitutas

Lo que hace mucho tiempo aclararon los historiadores parece que vuelve a confundirse en boca de algunos responsables políticos. Frente a la desvergüenza de los que argumentaron durante años la razón patriótica de los conspiradores de 1936 y frente a la mirada equidistante de los que se dedicaban a repartir culpas, los estudiosos universitarios detallaron la crueldad de un golpe de Estado criminal y desgarrador para una sociedad española que no era más conflictiva, por ejemplo, que la francesa. Quienes justifican hoy el levantamiento militar debieran saber que hubo menos víctimas y atentados en la primavera de 1936 que en algunos inviernos de la difícil Transición española.

Como la política está desacreditada y como una amplia galería de políticos juegan a mentir, descalificar y degradar al adversario, quizá la gente se haya acostumbrado a la peligrosísima inercia de pensar que todos son iguales y todos defienden de manera egoísta sus intereses impuros. Si esa dinámica se desplaza al pasado, resultará fácil que cale la opinión de los que reparten culpas. Se consolidará la confusión entre lo que significó la violencia de la guerra, bajo la que también se cometieron desmanes en el bando republicano, y la responsabilidad única de los que se levantaron contra la legalidad democrática y pactaron después con los nazis y los fascistas el uso de España como laboratorio en el que probar las nuevas formas de la matanza moderna. Nota aquí.


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