martes, junio 09, 2020

Rodolfo Serrano

El recuerdo de un fado
Pienso en ti en esta tarde en que no tengo a nadie.
Y te imagino en todos los hoteles de invierno.
En estaciones frías y con viajeros tristes
que van a ningún sitio y no llegan jamás.
Te imagino en Lisboa, en el café del puerto
en el que tú me diste ahogada en una copa
la promesa que nunca habías de cumplir.
Se escuchaba muy lejos el rumor de automóviles.
Y la noche era un beso de tinta sobre el mar.
Han pasado los años lo mismo que en mi cuerpo
pasaron las caricias sin dejar cicatriz.
Pero sigues estando en cada hotel sin nombre,
en esas ciudades de lluvias y de niebla,
en los bares más negros donde nunca entrarás.
Mas resulta que en estos momentos tan odiosos,
cuando me siento solo y todas las noticias
son el negro relámpago de la desolación,
te deseo y te pienso y recuerdo esos días.
Aunque tu nombre suene como un fado lejano
y me llegue lo mismo que la palabra adiós.


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