jueves, noviembre 04, 2021

Rodolfo Serrano

 Una casa

De esta casa, amada casa, guardo
un olor a membrillo en el sobrado,
los higos a secar al sol y al aire,
un perfume de leña y chimenea.
Guardo el susurro del cárabo en la higuera,
cierto y fresco rumor de manantiales
que recorren, lamiendo, sus cimientos
y el calor del verano en el tejado.
De esta casa, tan firme, guardo ahora
los fríos del invierno y esas nubes
sin lluvia que rodean sus paredes,
el sonido lejano de esquilones.
De esta casa, tan cálida y abierta
hacia los cuatro puntos cardinales,
me guardo ese sonido de campanas
en los días luminosos de domingo.
Y guardo en esta casa, los noviembres,
el ruidoso crepitar de las bellotas
en la lumbre de encina por la tarde,
el ladrido de un perro en la alta noche.
Y miro las estrellas en un cielo
cuajado por la luz de lo infinito.
La casa, este refugio de las sombras,
este alma tan abierta en sus esquinas.
En esta casa estoy. Y guardo de ella
tanta felicidad, el mundo mío
que me llena de paz y me conmueve,
me arrastra entre sus manos a la vida.
(Y me abre los caminos de tu cuerpo)
La foto es de Raul Cancio.



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