Trigal
Un río de suspiros me traslada
Por un cauce angosto, serpenteante,
A un campo de oro por siempre expectante
De una mano por el tiempo horadada.
Trigal de ensueño, quietud bien atada,
Recibe mis honores caminantes,
Versos de pie quebrado, suplicantes,
Por la paz del grillo en la madrugada.
Sé que me esperas cual pródigo hijo,
Y anhelo del camino su rectitud
Para llegar directo, con presteza,
A ese santuario, cubil prolijo
De arbórea paciencia, y sutil actitud,
De eternidad bienvenida y franqueza.
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