jueves, agosto 17, 2023

Luis García Montero

 “El verano destaca la alegría de la vida”

Continuamos esta serie sobre los veranos con el poeta granadino, que trabaja estos meses en una versión de ‘Hécuba’ para el próximo Festival de Mérida.

Son muchos los poetas que han acudido al mar –como lugar o como concepto– para escribir poemas memorables, así el conocido verso de un joven Gimferrer, "Tiene el mar su mecánica como el amor sus símbolos", o el soneto de Manuel Machado, "Era un suspiro lánguido y sonoro / la voz del mar aquella tarde...". Podríamos citas muchísimos ejemplos.

El poeta, ensayista y narrador Luis García Montero tiene nombre para ese mar inmenso –y milenario– de los escritores: la bahía de Cádiz. O el pueblo de Rota. Más de treinta años lleva el autor veraneando en este municipio de la costa gaditana, en una casa que compró junto con su mujer, la escritora Almudena Grandes, fallecida en noviembre de 2021. "Cuando empecé a vivir con Almudena, ella me dijo que quería veranear en la playa. Yo era de Granada y, bueno, tengo la playa cerquita. Me podía escapar a Almuñécar o a Motril. O si no me quedaba en la Piscina Granada, que era una piscina de mi amigo el pintor Juan Vida. Pero ella quería playa. Entonces yo le ofrecí Rota. Porque en Rota se fugaron Alberti y María Teresa León cuando se enamoraron y porque en Rota recibieron la noticia de la llegada de la Segunda República", recuerda García Montero.

El autor de poemarios clave para la historia reciente de nuestra literatura –Habitaciones separadas, Completamente viernes– alberga inolvidables recuerdos de Rota. De veranos cuyas reuniones se formaban en torno a una guitarra, en torno al cante. Con Caballero Bonald o con Ángel González, con Joaquín Sabina o con Benjamín Prado, con Felipe Benítez Reyes o con Ángeles Aguilera. "Recuerdo un mediodía en el que estábamos haciendo la comida. Estábamos en el patio, hablando de El Quijote, y Joaquín Sabina le puso problemas al libro, pues decía que tenía intersecciones de novelas, que le aburrían, que se las saltaba… En ese momento salió Almudena al patio y dijo: Quien se vuelva a meter con Cervantes y con El Quijote se queda en la calle sin comer", rememora el poeta, y añade: "También recuerdo ahora esos vecinos que se quejaban cuando Sabina cantaba por las noches". Nota aquí.



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