sábado, octubre 12, 2024

La Estación

 La estación de servicio recuperada

El hospedaje de pueblo que fascina a viajeros en busca de experiencias diferentes

Huanguelén.- “Quiero cambiar la historia de mi pueblo”, cuenta Alejandrina Pérez Bravo en la exestación de servicio YPF de Huanguelén, un pueblo que se disputan cuatro distritos en el oeste de la provincia de Buenos Aires. Decidió reciclarla y convertirla en un hospedaje. La Torre llamó a su proyecto y en poco tiempo transformó la dinámica de la pequeña localidad. “Todos sueñan con poder dormir en una estación de servicio”, dice.

La Torre está frente a la plaza donde se desarrolla toda la actividad de Huanguelén, de 6000 habitantes. Data de 1913 y fue la primera estación de servicio del pueblo. Por allí pasó gran parte de la historia de la comunidad. Durante muchos años estuvo abandonada hasta que, en 2022, Pérez Bravo -que vive en Colorado, Estados Unidos- decidió darle una nueva oportunidad. Es que el lugar es propiedad de su familia y pasó su infancia allí. Viajera y andariega, tuvo la visión: “Poder darle al visitante la posibilidad de vivir en el corazón de una pequeña localidad”.

“Fue siempre mi casa”, confiesa. Mientras otras niñas jugaban con muñecas después de salir de la escuela, ella pasaba sus días entre cubiertas, lubricantes y compresores. La estación de servicio, que tenía taller y gomería, fue el punto de encuentro por excelencia, pero el paso del tiempo y algunos factores que contribuyeron a aislar al pueblo -como el cierre del tren, la clausura de una fábrica aceitera y la falta de mantenimiento de la ruta de acceso- horadaron alternativas de desarrollo.

Hace 50 años, la estación YPF dejó de prestar servicio. A partir de ese momento, tuvo distintos destinos comerciales y pareció que sus días terminarían con su demolición.

Pérez Bravo buscó conocer el mundo, mucho más allá de su pueblo. “Quise saber qué había del otro lado”, cuenta sobre su vida, que continuó en Alemania. Llegó a aquel país sin saber nada del idioma y a los cuatro meses hablaba fluido. “Nosotros estamos lejos de todo, es difícil salir del pueblo”, reconoce. Europa cumplió un ciclo y se fue a Brasil. “Quise expandir mi horizonte”, reafirma. El pago chico la llamó y volvió. La vieja estación de servicio familiar estaba de pie, pero con el signo del paso del tiempo.

Con sus conocimientos de hotelería, comenzó a trabajar con la Asociación de Corredores de Turismo Carretera (ACCT) en la organización del hospedaje para corredores en todo el país. Mientras, en su cabeza nacía una idea: convertir a la estación en un hospedaje.

Viajeros fascinados

En 2020, puso manos a la obra. La restauración, que le llevó dos años, fue autogestiva. “Hice todo sola”, cuenta Pérez Bravo. Para llevar a cabo su plan tenía en claro que no quería modificar nada del diseño exterior. “Es un edificio que nos da identidad”, aclara. Tiene dos plantas, la baja estaba destinada a oficinas y la alta, a las dependencias. En la versión actual, ella ubicó abajo el living, con un sofá, un televisor, un juego de comedor y una cocina.

El efecto es especial: mientras el pueblo despliega su natural movimiento, el huésped cocina en una platea preferencial, solo los vidrios y las cortinas separan la intimidad de la exposición. Arriba están las dos habitaciones y una terraza con una panorámica a la plaza principal y, a un costado, un rincón deseado: una parrilla con una pila de leña. “Podés comer un asado en el centro del pueblo”, dice Pérez Bravo.

Terminó con las obras en 2022, pero también fue el año en que decidió irse nuevamente, esta vez el destino fue un pueblo en el estado de Larimer, en Colorado, con un nombre llamativo: Loveland, también conocido como The Sweetheart City. Allí trabaja como recepcionista de un hotel y su pareja, en una empresa de IT. Este año regresó al pueblo para estar más cerca de La Torre.

“Entran fascinados”, describe Pérez Bravo sobre la impresión que los visitantes tienen cuando la conocen. “Muchos me mandan videos de la entrada al pueblo, llegando a La Torre”, relata. Lentamente, desde su puesta en marcha, La Torre fue emergiendo como un destino de culto entre los viajeros que están a la pesca de experiencias inolvidables. El boca en boca fue tejiendo una red en estas tierras yermas del oeste bonaerense. Nota aquí.





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