Este bar notable escondido en Buenos Aires atesora la esencia de las pulperías y el tango: conocé cómo visitarlo
Descubrí un bar legendario en Almagro donde el tango y la nostalgia porteña se entrelazan en un ambiente único.
Con su barra de madera y botellas de época, es el lugar perfecto para revivir las noches de una Buenos Aires eterna.
En pleno corazón de Almagro, el Boliche de Roberto, oficialmente conocido como "12 de Octubre", es un espacio donde se respira la tradición porteña. Desde su fachada hasta el interior cargado de historia, este bar notable supo conservar la esencia de las viejas pulperías y del tango en su máxima expresión.
Ahora, este boliche legendario es un verdadero refugio para quienes buscan experimentar la nostalgia de un Buenos Aires de antaño, alejado de las modas y las luces de neón.
La historia detrás de El Boliche de Roberto
El Bar de Roberto nació a fines del siglo XIX en la esquina de Presidente Perón y Bulnes, primero como un almacén con despacho de bebidas, típico de las pulperías rurales que abundaban en el pasado.
Con el paso de los años, el espacio se transformó en bar y adoptó el nombre de "12 de Octubre", aunque en el imaginario popular siempre fue simplemente "Lo de Roberto" o "El Boliche de Roberto". Su interior sigue siendo pequeño y encantador, con una barra de madera que domina la sala, y una estantería repleta de botellas cuyas etiquetas, desgastadas y amarronadas, hablan de su antigüedad y de las historias vividas.
En la fachada, el pintor Crespi dejó su huella con un mural icónico en el que Carlos Gardel, figura indiscutida del tango, observa junto a una pareja de milongueros, evocando una escena eterna del tango y sus noches en Buenos Aires.
Tango, copas y esencia porteña: el encanto de una esquina tradicional
Ubicado en Almagro, a solo dos cuadras de avenidas muy concurridas como Corrientes y Díaz Vélez, el Bar de Roberto mantiene la esencia de un barrio tranquilo y residencial.
A pesar del crecimiento de la zona, que sumó bares modernos y una parrilla en la esquina opuesta, sigue siendo un refugio de calma, perfecto para una noche de tango o un trago sin prisas. Nota aquí.
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