domingo, febrero 09, 2025

Esteban Lamothe

 "Nunca necesité estar solo, eso no quiere decir que me esté escapando de mí mismo"

Después del estreno de la segunda temporada de Envidiosa, la serie argentina que batió récords en el mundo, su protagonista se propone repensar los vínculos, escuchar su propio deseo y derribar los mandatos impuestos. En esta charla con EPU, analiza el éxito de su último trabajo y asegura: “El espíritu de la novela no se había extinguido, necesitaba un nuevo lugar donde existir”.

“Yo quiero que me llames, que aparezcas, que vengas con todos tus problemas, tus quilombos… Estás totalmente loca. Me encanta verte así, me gustás toda entera”, le dice Matías a Victoria, ese cuarentón de barrio sin grandes ambiciones, que no necesita aparentar algo que no es para poder ir por lo que quiere. En esa escena de Envidiosa, interpretada como en su vida fuera de las cámaras, Esteban Lamothe no deja lugar a dudas de que el amor puede ser más simple de lo que es. Y la vida también.

A días del lanzamiento de la segunda temporada, el antigalán de la serie argentina más exitosa de Netflix comparte una charla con El Planeta Urbano en la que se propone repensar por qué los vínculos son complejos, qué mandatos debe superar a su edad, y confiesa cuáles son las preguntas que inquietan a su grupo de amigos.–Cuando se estrenó la primera temporada, hubo bastante apoyo y mucha conversación en torno a la serie… ¿cómo lo viviste?–Evidentemente, hoy las plataformas pasaron a ser algo de consumo masivo y Envidiosa fue parte de eso. Voy a un barrio humilde y la gente me conoce, me saluda y me dicen cosas lindas. Voy al Festival de Cine de José Ignacio y me charlan por lo mismo. Eso habla de algo popular. Es medio como un hit musical. ¿Qué hace que una canción sea un hit? Nadie sabe, sino lo harían todos.

–¿Qué creés que vino a proponer la serie de distinto? Más allá del entretenimiento…

–Creo que la posibilidad de que la familia se junte alrededor de una pantalla y pueda ver una historia, con el consumo on demand, lo masivo y todo lo desesperado y nervioso de la nueva forma de consumir contenido. De repente, tener 20 y pico de capítulos para ver con tu pareja, con amigos, familia… Era obvio que el espíritu de la novela no se había extinguido, necesitaba un nuevo lugar donde existir

.–Más allá de que el hilo conductor de la serie puede ser la envidia y también una historia de amor, también trae otras temáticas para hablar como pueden ser el miedo y el deseo, ¿lo ves así?

–Las novelas antes eran más idealistas. Estaban los pobres, los ricos, los buenos, los malos y fin. Los cuerpos eran casi todos hegemónicos y se estigmatizaba al distinto justamente en eso. Me parece que la serie viene a mirar esos miedos que todos tenemos: el miedo a no tener hijos, el miedo a tener envidia de los que tienen más que nosotros. Todos tenemos a alguien que tiene más que nosotros y alguien que tiene menos. Pero ese miedo está adentro, lo puede tener desde Trump hasta una persona que trabaja en una playa de estacionamiento. Entonces, me parece que hablar de eso también produce una identificación inmediata.

–¿Estás de acuerdo en que algunas preguntas que hace la psicóloga pareciera que las está haciendo para nosotros mismos?

–Re, es una bestia Lore Vega, las escenas de ella son muy buenas (N. de la R.: actriz que interpreta a Fernanda, la psicoanalista de Victoria, Griselda Siciliani). La Argentina es un país que está muy psicoanalizado, entonces resuena por todos lados. La protagonista encarna a alguien que le dice todo lo que nosotros le queremos decir a los psicólogos y no nos animamos: hacerle escena de celos, mandarlos a la mierda, tratarlos casi como si fuesen tu pareja. Es como ese amigo que teníamos en la escuela que hacía las cagadas que nadie se animaba y un poco todos lo admirábamos. Nota aquí.



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