domingo, mayo 11, 2025

Emiliano Brancciari

 "No Te Va Gustar es mi familia y mi lugar en el mundo"

El cantante y guitarrista de No Te Va Gustar repasa su camino como solista sin dejar de lado su historia con la banda. Habla del paso del tiempo, el valor de los discos físicos y la forma en que se consume la música hoy. Su mirada incluye el poder sanador del arte, la importancia del trabajo colectivo y fuerte su vínculo con el público argentino. Un líder con los pies sobre la tierra y la reflexión como bandera.

El camino de la música es errante y está repleto de incertidumbres. Requiere tiempo, kilómetros, actitud y paciencia. Emiliano Brancciari cumplió con todos esos requisitos y tuvo su premio con la banda de su vida, No Te Va Gustar. Al nombrarla, nadie se puede hacer el distraído ni desconocer grandes éxitos como “A las nueve” o “Llueve tranquilo”, sus doce discos de estudio, o su largo periplo en el universo de la canción. Sin perder de vista el proyecto que lidera hace más de 30 años, el músico argentino –uruguayo por adopción– se lanzó hacia una búsqueda solista, en vías de explorar otro canal de composición.

La aventura lo llevó a publicar en 2022 un primer álbum, Cada segundo dura una eternidad, de buena recepción. Ahora llega con otro bajo el brazo: La sombra en luz, donde acorrala sus emociones a través de ocho canciones sin perder su sello característico. Esta posibilidad introspectiva de navegar por lugares más personales lo sacó de su rol habitual y se encontró con shows más íntimos otra vez y la posibilidad de cantar sin tener que tocar la guitarra. “Esto para mí es nuevo”, confiesa Brancciari a El Planeta Urbano, entusiasmado por consolidar su carrera solista y protagonizar de dos fechas en The Roxy. 

“Es un desafío lindo. No le pongo tanta carga, pero me parece un lindo desafío. Me pone más nervioso tocar en un lugar chico que en un estadio. Ahí conectamos cara a cara y me da mucha más adrenalina”, revela el compositor y guitarrista, que vivió su preadolescencia en Munro, se mudó a Montevideo y hoy se alterna con estadías en Piriápolis. “Más allá de que ocupo un lugar en el escenario, no dejo de ser una persona tímida. Tiene mucho que ver con eso. Cuando ves la expresión de la gente, te genera un poco más de nervios”, confiesa.

–¿Te genera alguna sensación extraña no estar haciendo cosas para la banda con la que empezaste en todo esto?

–Son dos mundos distintos y es lo que disfruto. Los nuevos desafíos son los que te generan un fuego interno, y también me hace extrañar a No Te Va Gustar y querer dar lo mejor al vernos. Cuando no estoy ahí, los extraño. Es mi familia y mi lugar en el mundo. Está bueno eso.

–¿Qué es lo que mantiene la llama encendida después de tantos años de transitar un mismo camino?

–El combustible es el arte. Por lo menos en mi caso y en el caso de otros con los que comulgo. Tratar de hacer lo que a uno le gusta, expresarse, sacar cosas de adentro, siempre termina siendo el motor de todo esto. Eso es lo que manda, y después viene todo el resto.

–¿Te da miedo repetirte?

–Por un lado, sí, pero también hay una parte que es como un sello y no se puede evitar. Podes ir cambiando la piel y las formas, pero uno es uno. Esto ya lo canté (risas). Sí, eso te puede pasar, pero la idea es seguir haciendo. Podés tomarlo como un sello también.

–¿Qué te dio la música?

–Lo que me dio, sobre todo, es terapia. Escribir cosas y sacármelas de adentro, cantarlas, reinterpretarlas… Hay cosas que escribí hace mucho tiempo que ya no me pasan, pero son letras que reinterpreto y utilizo para canalizar cosas que me pasan hoy. Eso desde el lado intérprete/compositor. Después, escuchar música me ha dado todo. Es un refugio en infinidad de momentos; y la utilizo, la disfruto… saco mucho por ahí.

–Ciertos conceptos presumen que la música no se hace como antes y que la vara estética bajó mucho. ¿Cómo analizás eso?

–Las cosas cambiaron. Lo importante es que la música genere emoción en el público, y eso se sigue dando. Obviamente, hay cosas que me gustan y cosas que no. Hay cosas de mayor y menor calidad, pero hay de todo. La música está para escucharla, no para andar comparándola. Nota aquí.



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