SER PADRE
Habitar el equilibrio.
Destroquelar la luz.
Ahuyentar la oscuridad.
Guía inexperto con mochila
repleta de frustraciones,
de dudas,
de incertidumbres.
Soñar en colores.
Abrazar su mundo.
Entenderlo a pesar de los años.
Sin tregua,
sin respiro.
Conservar la alegría para que no herede la mala hierba
ni la tierra estéril.
Sentarse en las escaleras
y subir,
y bajar,
a su lado, siempre.
Sostener sus miedos.
Encontrar junto a él su reflejo.
Reír.
Llorar.
Y así, hasta el silencio de los días.
Es difícil.
Cansado.
Pero compensa.
Por su sonrisa.
Por su luz.
Por su horizonte.
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