martes, octubre 28, 2025

Alejandro Vigil

 Resiliencia

Hay noches que no tienen fecha.
Solo un presentimiento.
El aire se vuelve más denso, el silencio se estira… y uno sabe.
La helada no grita: susurra.
Se cuela entre las hojas nuevas como una sombra helada que no pide permiso.
Desde chico entendí que la primavera no era promesa:
era una espera.
Esa espera que se clava hondo en la memoria familiar, donde cada generación aprendió a mirar el cielo y no bajar la cabeza.
Encender fuego en medio de la oscuridad no es solo defender la viña.
Es resistir a lo inevitable, desafiar sin soberbia, abrazar sin certezas.
La helada no es enemiga.
Es maestra.
Nos recuerda que la tierra no pertenece: se comparte.
Y que la verdadera fuerza nace en la fragilidad.



0 comentarios: