domingo, diciembre 21, 2025

Pedro Saborido

 “Estamos viviendo la tiranía del entretenimiento”

El humorista y escritor reflexiona sobre la idea de felicidad, su implicancia individual y social, a la vez que analiza cómo la necesidad de entretener se impuso a la reflexión.

Un peculiar DJ que a través de la música busca darle felicidad a la gente, pero esconde una extraña y eficaz forma de control social. Una remera con el rostro del Che estampado y una con la de Evita discuten sobre las consecuencias sociales-políticas de la búsqueda de la felicidad. Una “cajita feliz” de una cadena de hamburguesas que por escuchar a Leonardo Favio sindicalizó a sus compañeras para dejar de ser ”combo” y pasar a ser “comunidad”. Una persecución policial a Jorge Luis Borges por haber confesado en su poema “El remordimiento” que cometió el peor de los pecados que un hombre puede cometer: no haber sido feliz. Una compositora, autora teatral y actriz de obras infantiles llamada María Elena Wof Dei que expone cómo la felicidad vivida desde la candidez y la inocencia puede rozar la estupidez sin un Estado que la garantice.

Estos son solo algunos de los relatos absurdos y grotescos que forman parte de Una historia de la felicidad (publicado por Planeta), el nuevo libro con el que Pedro Saborido intenta -siempre desde el humor y la reflexión- analizar la idea de la felicidad y todo lo que la rodea. Y, por supuesto, fracasa en el intento pero entretiene al lector que se sumerge en sus páginas.

La de Saborido parece ya una tarea titánica, casi una misión imposible cuando se sienta a escribir. Es que el humorista y escritor no parece andarse con chiquitas y se le anima a temas imposibles de resolver en un libro. Desde la publicación de Una historia del fútbol, pasando por otro sobre el peronismo, uno más sobre el Conurbano y hasta uno sobre la vida en el capitalismo, el creador de Peter Capusotto y sus videos se le animó al “amor” y ahora se entrega a analizar la idea de felicidad. Todas temáticas de las que se han escrito toneladas de páginas, con miradas y definiciones infinitas y siempre incompletas, pero a las que pocas veces se le entraron desde la risa y las ideas. Un combo que Saborido maneja a la perfección, con sabiduría, humor popular y reflexiones tan certeras como alejadas de todo designio aleccionador.

“Quise hablar sobre la felicidad porque es un tema amplio, que tiene infinitos lugares por donde subirse y por donde encontrarla”, le cuenta Saborido a Página/12. “Hay tantas felicidades como personas en el mundo. Hay cosas que a muchos les parecerían que representan la felicidad, pero que un sommelier de felicidades les diría que no lo son. Entonces, empecé a preguntar cuándo la gente sentía que era feliz. Y hay cosas que son maravillosas, la felicidad puede ser un estado permanente o un momento”.

-¿Puede la felicidad ser un estado que se mantiene en el tiempo? Uno la asociaría más a un momento.

-El estado de ser feliz incluiría un montón de cosas, porque una permanencia en determinado nivel indicaría que vos podés serlo aún ocupándote de tus problemas o solucionándolos, o teniendo momentos donde la felicidad sería como un promedio. Cuando le pregunto a la gente por la felicidad termina siempre asociada a momentos. Se estableció que la felicidad es algo efímero, y que por eso también se hace más deseable. Borges decía que buscar la serenidad le parecía una ambición más razonable buscar la felicidad, porque era una meta más alcanzable. Pensaba que la felicidad eran momentos casi imposibles, era un deseo que solo a veces se alanzaba… La felicidad se construye, a veces uno sufre para poder ser feliz un momento, tiene como una construcción meritocrática. Incluso, uno a veces supone que después de determinadas cosas llega la felicidad y está no aparece ni en pedo. Puede ser sentirse aliviado, al solucionar un quilombo. O sea, al final aparece como ese momento en el que podés suspender el mundo.

-La felicidad como estado permanente es un deseo inalcanzable. ¿O acaso conocés a alguien que viva feliz en forma constante?

-No conozco a uno así. Pero también la ignorancia puede hacerte llegar a la felicidad. En el paraíso parece que estaba todo bien hasta que conocieron la sabiduría, según La biblia. Entonces, podés llegar a sospechar también, si la felicidad tiene que ver con la ignorancia. Y quizás tiene que ver con la capacidad de poder ignorar. O sea: sos feliz en ese momento en el que no estás pensando, ignorando los problemas, incluso a la muerte. Pero las prepagas viven aunque vos te hagas el distraído. La incertidumbre siempre es una máquina de infelicidad. Las historias que escribo son incompletas. La felicidad puede aparecer en momentos trascendentales o en situaciones cotidianas como comerte un choripán o gritar un gol. Hay un momento de eternidad que sentís cuando sos feliz, de cierta plenitud, que te hace en ese instante centro el mundo, incluso eterno…

-¿Creés que hay algo del inconsciente que opera en ese estado? Cuando uno toma conciencia de que es feliz ese sentimiento desaparece.

-La felicidad es tan jodida que se convierte en un problema. El problema es que vos automáticamente tomando cierta conciencia de eso, y como una manera de especular, querés retener el momento. Uno quiere que la felicidad dure para siempre. Saber que no va a ser eterna, te mete en un problema en el marote. Deseaste tanto ese momento, que cuando sos consciente de que lo querés atesorar para siempre, terminás por aniquilar ese instante de felicidad.

-El absurdo de época es querer atesorar la felicidad a través de la filmación de alguna situación con el teléfono móvil, una acción que incluso hace que no se disfrute ese momento.

-Es la obsesión de querer retener un recuerdo. Para muchos, grabarlo o sacarle una foto es lo más parecido a eternizarlo. O porque querés contárselo a alguien, porque también pasa que la sensación de felicidad puede ser más grande aún al compartirla. En esa pulsión de compartir le sacás una foto a un bife que te estás por comer, que te va a hacer feliz. Y decís, “mirá este plato, no puede ser...” Y para el que lo ve desde su casa u oficina en alguna red social no es más que un cacho de carne… En el libro traté no de hablar sobre la felicidad conceptualmente para llegar a una definición universal, sino de esas formas de felicidad que se van encontrando en distintos casos. Incluso, la felicidad del otro puede ser la infelicidad de uno.

-¿Tiene ética la felicidad?

-La felicidad no tiene ética ni moral. Un tipo puede ser feliz echando gente. Puede disfrutar de eso. Puede ser una perversión, pero el tipo la siente como una felicidad. Por eso lo quiere volver a hacer. Y, por el contrario, Leonardo Favio nos dice que “no se puede ser feliz en soledad” y uno se queda pensando. Y quizás tenga razón. ¿Por qué? Porque nos pasa muchas veces que te encontrás con alguien y le preguntás cómo está y te responde que está bien, pero que el resto de la gente está mal… Inmediatamente, vuelve plural la pregunta y la respuesta. Hay un mandato de que la felicidad sea en comunidad pero al que no todos adscriben. Es muy difícil ponerse de acuerdo. La felicidad es causante de división mas que de unión. No a todos nos hacen felices las mismas cosas. Hay mucha gente a partir de los resultados de las últimas elecciones presidenciales es feliz. Hay gente que está contenta. Hay un montón de gente que la está pasando mal con este gobierno, pero hay otro montón de gente que es feliz. ¿Cómo puede ser, entonces?. Nota aquí.



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