domingo, diciembre 21, 2025

Rodolfo Serrano

 Momentos

Adivinas mi fiebre y mis suspiros,
la palabra que callo y ese gesto
de dolores que, a veces, me delatan,
y la misma tristeza si, de pronto,
se me escapa del pecho, sin saberlo.
Andamos por la casa como gatos
que han perdido la sombra. Nos cruzamos
en la vieja rutina de los días.
Dejas ese perfume a sol y a viento
que sueltas a tu paso y que te envuelve.
Cae a plomo la tarde. El sol estalla,
tiñe de rosa y oro berrocales,
encinas machadianas. La espadaña
de la Iglesia —un instante— se ilumina
del brillo mortecino del ocaso.
Esta calma, este mundo es un recuerdo
que envuelve viejos días. Tiembla el cielo,
vuelan, rápidos, los últimos gorriones,
Se esconden en las uvas de la parra.
La oscuridad es lenta como un beso.
Nos sentamos mirando hacia la noche.
Foto de Raul Cancio.



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