Crónicas de Ismael Serrano
Aunque las canciones de Ismael Serrano toman su forma completa dentro de la tranquilidad de su casa, donde el cantautor madrileño escribe y compone, el origen de las mismas siempre surge a partir de una idea primigenia que le persigue desde el mismo momento en que aparece. Muchos de esos primeros "asaltos" se le han ido presentando a lo largo de sus 14 años de periplo musical a través de los compañeros de viaje de algún vagón de metro, "normalmente de Madrid, en los trayectos hacia mi estudio, en La Latina, pero también de otras ciudades". A Ismael el hecho de desplazarse en metro le permite intuir cómo es el ritmo de la ciudad y por ende advertir la forma de vida de sus habitantes, eternos protagonistas de sus composiciones. Un juego evocador para todo cronista que se precie (él sin duda lo es) y bastante útil a la hora de componer canciones. "Un cantautor ha de ser permeable, entender la lucha, la tragedia y la alegría ajenas, más allá de la propia introspección", destaca. Nota completa aquí.
Aunque las canciones de Ismael Serrano toman su forma completa dentro de la tranquilidad de su casa, donde el cantautor madrileño escribe y compone, el origen de las mismas siempre surge a partir de una idea primigenia que le persigue desde el mismo momento en que aparece. Muchos de esos primeros "asaltos" se le han ido presentando a lo largo de sus 14 años de periplo musical a través de los compañeros de viaje de algún vagón de metro, "normalmente de Madrid, en los trayectos hacia mi estudio, en La Latina, pero también de otras ciudades". A Ismael el hecho de desplazarse en metro le permite intuir cómo es el ritmo de la ciudad y por ende advertir la forma de vida de sus habitantes, eternos protagonistas de sus composiciones. Un juego evocador para todo cronista que se precie (él sin duda lo es) y bastante útil a la hora de componer canciones. "Un cantautor ha de ser permeable, entender la lucha, la tragedia y la alegría ajenas, más allá de la propia introspección", destaca. Nota completa aquí.
1 comentarios:
MUY GRANDE, ISMAEL
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