El último recuerdo del paciente inglés
Era alta y muy bella. Y ya tenía sus años.
Me la encontraba siempre acodada en la barra.
Bebía de su vino, despacio, a sorbos cortos.
Y no hablaba apenas con los dos camareros.
Un gesto suyo. Una mirada urgente
bastaba para que ellos rellenaran la copa.
Y ella se dejaba caer en el mar de aquel vino
como quien sabe desde más de cuarenta amores
que en el fondo del vaso existe la esperanza.
Completo aquí.
lunes, abril 23, 2012
Rodolfo Serrano
Publicadas por Romano a la/s 11:48 a.m.
Etiquetas: Rodolfo Serrano
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