Gabriel nos cuenta en su blog.
Tengo un amigo desde hace muchos años que es payaso. Así nomás... Payaso profesional. Gustavo Otasú se llama, pero para nosotros es el "Cebolla" y para otros, simplemente "Cebollita". Nos conocimos trabajando en el Centro de Cómputos de la Contaduría General de la Nación del Uruguay. De aquella época, y me pongo a pensar ahora, saqué amigos para toda la vida. Si bien a Eduardo Miláns y a Julio Vico ya los conocía de antes, al resto los conocí ahí. Al "Negro" Ottonello, a Martita Bula, al "Ronco" Fontana, al "Gallego" Fernández, a Luisito Borrallo, al "Yeso" Moreira y por supuesto al "Cebolla"!
Era el alma del grupo... No había tarde que no nos hiciera reír con sus payasadas! Pero hete aquí que hace poco tiempo atrás, el muy hijo de puta del cáncer se le cruzó en el camino.
Lo que no sabía el cáncer, es que con los Payasos no se jode. Porque mi amigo, el "Cebolla", se paró firme frente a él, se puso la nariz roja y sus zapatones de payaso y le encajó a saber: Crónica aquí.
Lo que no sabía el cáncer, es que con los Payasos no se jode. Porque mi amigo, el "Cebolla", se paró firme frente a él, se puso la nariz roja y sus zapatones de payaso y le encajó a saber: Crónica aquí.
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