Este Vals
La noche que ocupé mi cuerpo
Recogí ladridos perdidos del arrabal,
Para poder oler a la mejor de las madres.
Y una bendición llovió sobre la rebeldía.
El frío de estrellas fue apagado con una nana,
Y, en la cima de una cuna,
se divisaba un mundo nuevo
Para una vida por estrenar.
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