jueves, abril 17, 2025

Carlos Salem

 No hace falta pronunciar tu nombre para sentir

la falta de un ó rgano que no traía de fábrica.
No sé si era un cerebro capaz de sonreír,
una piel irreversible,
o esa mano tuya que te llevaste sin aviso.
Soy un monstruo de Frankenstein
a medio deshacer.
Voy vestido con un traje prestado
en tu memoria,
para que cuando trates de olvidarme no me encuentres,
pero sepas que sigo ahí .
Ahí . En ese trocito de ti
que no aparece en los manuales de anatomía.
Ahí .
Donde al tocarte sientes
la ausencia de un órgano
que no traías de fábrica.
Cuando quieras,
te cambio tu soledad por la mía.
O volvemos a presentarlas
y dejamos que se entiendan.



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