viernes, mayo 16, 2025

Juan José Millás

 “No me da miedo la muerte, estar siempre presente es agotador”

En ‘Este imbécil va a escribir una novela’ (Alfaguara) el autor muestra un catálogo de sus obsesiones mientras su protagonista, homónimo, trata de buscar un tema para su último reportaje.

En su nueva novela, Juan José Millás (Valencia, 79 años) relata la peripecia de un escritor y periodista llamado Juan José Millás al que su redactora jefa le encarga escribir un reportaje sobre lo que quiera. Y el vértigo que le produce a este Juan José Millás (personaje) encontrar un tema sobre el que escribir.

A partir de ahí sucede una historia llena meandros que no se sabe hacia dónde se dirige (como le pasa al propio personaje), pero que es Juan José Millás (el autor) en estado puro. Un compendio de sus obsesiones: las realidades paralelas o imaginadas, las conexiones ocultas, el cuerpo como casa y la casa como cuerpo, la figura del intruso o el doppelgänger, la reflexión metaliteraria… o el gin tonic de media tarde. Siempre con ese humor desencantado.

Juan José Millás, uno de los dos, ficticio o real, quién sabe, recibe en su casa para tratar de deshacer este entuerto. Su libro se titula Este imbécil va a escribir una novela (Alfaguara).

Pregunta. Decía en la entradilla que el libro es como un recopilatorio de grandes éxitos en cuanto a las obsesiones del autor.

Respuesta. Efectivamente es una especie de catálogo de mis obsesiones. Cada escritor nace a la escritura con dos o tres obsesiones y se pasa la vida dándoles vueltas, porque no se resuelven. Me salió así, yo no escribo con un plan premeditado, nunca sé dónde voy a llegar. Pero este libro lo he escrito con la sencillez y la facilidad con la que el patinador patina sobre el hielo.

P. Si de Kafka sale lo kafkiano, este conjunto de obsesiones suyas sería… ¿lo millanesco?

R. Alguna vez alguien lo ha llamado lo millasiano…

P. ¿De dónde le viene esa forma millasiana de ver las cosas?

R. Sé que me viene de la extrañeza, desde que era niño, frente al mundo, la realidad, el lenguaje. Se escribe desde la extrañeza: si no la encuentras puedes escribir, a lo sumo, el Código Penal. Y se empieza a leer por las mismas razones, porque algo no funciona entre el mundo y tú. Los jóvenes se enganchan a la lectura porque algo no encaja. Por eso cuando alguien me dice que su hijo no lee, yo bromeo diciendo, “bueno eso es que está bien”. Si tu hijo adolescente se queda en casa leyendo a Dostoievski en vez de salir de noche con sus amigos, es para preocuparse. Nota aquí.



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