Vendió sus quince patos para poder ir a la escuela.
Le apasiona criarlos. Pero no dudó en desprenderse de ellos para comprar útiles.
Los ojos de Mario se encienden cuando habla de sus patos. Los cría él. Son su entretenimiento, su pasión. Igual, no dudó en vender a sus patitos cuando estuvo en un gran apuro: empezaban las clases, no tenía útiles ni zapatillas, y quería estudiar. Vendió 15 de sus 16 patos. Le dieron 150 pesos. Compró todo lo que necesitaba.
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domingo, marzo 01, 2009
Comienzo de clases
Publicadas por Romano a la/s 11:22 a.m.
Etiquetas: Derecho a la infancia
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