lunes, marzo 03, 2014

Martín Caparrós

La verdad que

La verdad que lo miré entero, pensando que iba a escribir sobre eso. Era, al fin y al cabo, el discurso de la apertura. Y cada tanto recordaba la famosa frase de Karl Kraus: sobre Tal no se me ocurre nada. El problema de la frase es quién era Tal –así que la dejé. Seguía mirando, era tedioso. Un director de cámaras infiltrado, operativo de la Opo, mostraba cada tanto a los más feroces kirchneristas en poses de modorra plena, sosteniéndose la cara con las manos, mirando al infinito como si el infinito fuera un buen partido. Nos aburríamos ante la catarata de cifras más o menos falseadas, más o menos irrelevantes, más o menos confusas; que haya argentinos convencidos de que Cristina Fernández es una buena oradora solo habla del presente balbuciente de un país que nunca hizo gran cosa pero solía tener muy buena parla. Crónica aquí.


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