No me seas populista
La mujer vuelve de viaje un día antes de lo previsto. Las reuniones de trabajo han resultado fáciles, los asuntos más complicados encontraron una solución sobre la mesa y el viernes por la tarde se convirtió de pronto en jueves por la mañana. Por fortuna no tuvo problemas para cambiar el billete de avión. Con buen humor paseó por las tiendas del aeropuerto, compró regalos, convirtió la espera en un sándwich de jamón, una cerveza sin alcohol y un café, y embarcó por la puerta A14. Cuando llegó a Madrid, ni la fila de viajeros en la parada de taxis, ni el tráfico de la ciudad le quitaron más de 25 minutos. La tarde rodaba igual que una pelota, una noticia o una sorpresa. Cuando abrió la puerta del dormitorio, encontró desnudos en la cama a su marido y a su mejor amiga. Les llamó hijos de puta. El marido se tapó con la sábana, pidió tranquilidad y le dijo: por favor, no me seas populista. Nota aquí.
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