40 años sin dictadura, o la ausencia de las víctimas
La principal ausencia en la celebración de los 40 años desde las primeras elecciones democráticas en España tras el régimen de Franco no ha sido el rey Juan Carlos, sino las víctimas de la dictadura. Está muy bien que el rey Felipe VI haya nombrado esa palabra, dictadura, para referirse a la dictadura, que es algo así como celebrar que diga fútbol para referirse al fútbol o poesía metafísica para aludir a la poesía metafísica, es decir: una obviedad. Pero en este país, frente a sus amnesias orquestadas, hasta las obviedades hay que celebrarlas. El discurso de Felipe VI puede diseccionarse tan bien como ha hecho Andrés Gil en eldiario.es, en un artículo titulado Lo que ha dicho y lo que no ha dicho el rey en su discurso sobre la dictadura y los 40 años de la España de la Transición, que recomiendo por su brillante estructura y también por su agudeza verbal, dos cualidades de las que no andamos sobrados cuando se trata de analizar la realidad de las palabras que nos cercan. Léase con lupa. Pero no hace falta una lupa, ni tampoco un microscopio, para entender que no sólo en el discurso del monarca, sino en toda la atmósfera y la manera en que se ha montado este rito de conmemoración, con algunas equidistancias o ecos con aquella comparecencia de su padre –“La democracia ha comenzado”- hace 40 años, las víctimas de la represión franquista han brillado por su ausencia. Y no me refiero, que también podría, a las víctimas de la guerra civil, sino a la gente que estuvo jugándose el tipo y el gesto, el trabajo y la vida, hasta unos meses antes de que se celebraran las elecciones del 28-J. Nota aquí.
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