Un cigarrillo
Todo dura, al final, lo que un suspiro.
La amistad, los amores y la vida.
Todo eso que destruye calendarios,
que revuelve la sangre y la palabra.
La amistad, los amores y la vida.
Todo eso que destruye calendarios,
que revuelve la sangre y la palabra.
Por eso, compañero, nada tiene,
más allá del momento, nuevas horas.
No hay abrazos que venzan al reloj
ni cuerpos que resistan a los años.
más allá del momento, nuevas horas.
No hay abrazos que venzan al reloj
ni cuerpos que resistan a los años.
La nostalgia es la excusa del olvido.
Nadie puede salvarnos de los miedos
cuando hacemos del presente la derrota
y en la duda buscamos lo que fuimos.
Nadie puede salvarnos de los miedos
cuando hacemos del presente la derrota
y en la duda buscamos lo que fuimos.
Nada dura. Y siempre pretendemos
ganarle al corazón eternidades,
sabiendo que en la sombra de los días
se esconde el abandono y el hastío.
ganarle al corazón eternidades,
sabiendo que en la sombra de los días
se esconde el abandono y el hastío.
Convengamos que nada es para siempre.
Pero no nos importe demasiado:
Tampoco un cigarrillo dura mucho.
Lo justo para acabar este poema.
Pero no nos importe demasiado:
Tampoco un cigarrillo dura mucho.
Lo justo para acabar este poema.
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