lunes, abril 01, 2019

Martiniano Arce

“EL FILETEADOR DE BUENOS AIRES”

“El Fileteador de Buenos Aires” reza en el cartel sobre un edificio amarillo en Humberto Primo y Perú, San Telmo. Esa esquina es el hogar y el atelier del artista Martiniano Arce desde hace más de 45 años. Habita un mundo colorido, donde las borlas y firuletes de sus pinceles trazan las formas de casi todos los objetos de su casa, transformándola en un espacio único donde flores, pájaros y dragones bailan y vuelan sobre las distintas superficies.
Nació el 14 de noviembre de 1939 y comenzó a pintar a los 12 años. Sus manos, delicadas y capaces de trazar cualquier cosa que él se propusiera, nunca le fallaron y lo sorprenden hasta el día de hoy. Vivía en Valentín Alsina, provincia de Buenos Aires, junto a sus padres y sus cuatro hermanos, tenía una pared que tomaba “el color del tiempo”: el gris. Pintaba con carbón, tiza, azufre y ladrillo. Como no podía comprarse la tiza, la reemplazó por un pedazo de yeso. A Martiniano nunca le faltó voluntad, siempre se las rebuscó para pintar y superarse cada día. Tampoco tuvo un maestro, no aprendió de nadie, simplemente del acierto y del error. De pequeño dibujaba con frecuencia a Sigfrido, un personaje de la mitología germánica que lo cautivó: Sigfrido era un valiente que mató al dragón Fafnir y se bañó en su sangre. Cuando llovía, la pintura se iba del paredón y él dibujaba otra cosa. Nadie le impedía nada.Trabajó en los talleres de Lanús y Avellaneda pintando carros y carretas. Cuando el carro de leche desapareció, pasaron a filetearse camiones y colectivos. Y cuando estos también desaparecieron, Martiniano llevó el fileteado al caballete: “A nadie se le había ocurrido trabajar sobre tela con mejores óleos y acrílicos en aquel momento”, comentó Martiniano. Para que no se desvirtúe el filete,  respeta la hoja de acanto, la flor, el tipo de hoja, “a partir de ahí cada artista le da su enfoque y su esencia”, aclaró Arce. Él experimentó con una variedad de temáticas que reflejan la amplitud de su técnica y flexibilidad de su imaginación: el tango, la cultura gauchesca, personajes emblemáticos de la cultura argentina, obras sacras, naturaleza muerta y dragones, entre otros. Nota aquí.

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