domingo, abril 05, 2020

Christian Masello

Falleció Luis Eduardo Aute. Tuvo, hacia mí, gestos invalorables. Lo creía inmortal, pero la realidad ha venido a decir que sólo su obra lo es, que el hombre como tal ya no está. Las conversaciones lúcidas finalizaron, y el intercambio de correspondencia concluyó (extrañaré mucho sus mensajes dulces, sabios, irónicos…). El universo conformado por los amantes de la canción de autor –y del cine, de la pintura, de la escultura, de la poesía, de…– perdió un referente. Yo, además, perdí a un amigo… Iba a decir que en paz descanse, pero dudo que él quisiera amortiguarse en la nada. Su espíritu inquieto debe vagar en la eternidad, en búsqueda de territorios artísticos que explorar. Quizá en este momento esté sentado en alguna estrella, frente a un lienzo, con una guitarra, una lapicera y un cigarrillo. Ya nos estará pintando, cantando, escribiendo… como siempre. Su reflejo perdura en el agua sempiterna de la inspiración.



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