jueves, agosto 13, 2020

Paco Ramos Torrejón

Mis amigos no son gente normal

Mis amigos no son gente normal, 
leen poesía
y beben alcohol 
a las cuatro de la tarde.
Esperan la llegada
de algún Dios que afile sus poemas,
-Oh Panero que estás en los cielos-
y van con cita previa
a algún club de carretera
donde huríes de ébano y marfil
les chupan la polla 
y lo que les queda del pecunio
de su última lectura 
en un bar a oscuras con muchachas en la barra
esperando una invitación formal
a ser la musa del aseo. 

Mis amigos no son gente normal,
huyen de la bolsa, de las hipotecas
y lanzan abrazos a intereses variables.
Nunca tuvieron una nómina en el banco.

Si alguien los invita a un escenario
serán los primeros en exigir
un público interesado, experto en Juan Ramón,
que aplauda tras el último poema.
Una cerveza bien fría
y alguien con quien conversar sobre los últimos malditos.

Pero sobre todo,  
mis amigos no son gente normal
cuando vuelven a casa 
y se tumban en el desvencijado colchón,
que debieron cambiar hace ya años, 
sin haberse parado a mirar en la nevera
por no enfrentarse al frío, 
al vacío del hambre y la poesía, 
y palpan su entrepierna
recordando a aquella rubia de buena familia
a la que nunca escribieron un poema
pero por la que hubieran sido capaces
de un abandonar versos y kilómetros
para tener una casa en el campo,
un huerto con tomates, 
un perro perezoso tumbado en el porche
y la certeza de que tras la puerta
hay alguien que les quiere. 

Mis amigos no son gente normal, 
pero es que tampoco quisieron serlo.

Se conforman con acordarse de la rubia
mientras sobre el colchón malgastan
el semen que guardaban para ella 
y escriben lo próximo que leerán a microabierto


0 comentarios: