lunes, octubre 18, 2021

Vicentico

 Vicentico en el Gran Rex: cambiar de piel

Las presentaciones de "El pozo brillante" trajeron la sorpresa de un planteo instrumental nunca antes practicado: con solo dos músicos y un complejo andamiaje de instrumentos y programaciones, Vicentico encontró otra dimensión para sus canciones.

Lo saben quienes vienen siguiendo su carrera y sus canciones a través de los Fabulosos Cadillacs y su camino solista: no hay un solo Vicentico. Detrás de ese nombre de batalla, esa marca registrada, hay un músico llamado Gabriel Fernández Capello. Un tipo al que no le gusta quedarse quieto, o calcar los esquemas que resultaron exitosos -en lo artístico o lo comercial- en el pasado. Lo demostró con El pozo brillante, su disco más reciente. Pero si las canciones de su séptimo título solista ya señalaban otros territorios, lo que sucedió viernes y sábado en el Teatro Gran Rex fue una sorpresa mayúscula. Un Vicentico inédito, un Vicentico nunca antes visto.

¿Exageración? Ni un poco. Fernández Capello hizo un giro por demás audaz, y siempre es interesante ver a un músico asumiendo riesgos. Podría suponerse que la instrumentación que eligió para estas presentaciones tiene que ver con los tiempos pandémicos, pero sería una presunción errada. Vicentico ya había dado pruebas de estar cambiando de piel, renovando el sonido de sus canciones. Y eso explotó en el clásico teatro de Avenida Corrientes, donde el cantante y compositor se repartió entre el piano, sintetizador, la guitarra y la percusión electrónica, acompañado por solo dos músicos que sostuvieron un complejo andamiaje de instrumentos en vivo y programaciones. Y como a veces la máxima "menos es más" es cabalmente cierta, el experimento resultó enriquecedor a pesar de la aparente austeridad. Nota aquí.



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