martes, noviembre 01, 2022

Carles Francino

 “Hace años pedí irme no porque quiera dejar de currar, pero sí para dejar sitio. Somos unos tapones”

El director de ‘La Ventana’, premio Ondas, habla de su llegada a Cadena SER para sustituir a Gabilondo (“me sentí muy solo, muy poco acompañado”), del ictus que tuvo tras ingresar por la Covid-19 (“si me pilla fuera, habría muerto o sufrido secuelas”) y de su pasión por la radio: “A los impostores se les pilla rápido”.

Se ha hecho de noche en Gran Vía, 32, Madrid, los estudios centrales desde los que retransmite la Cadena SER y donde Carles Francino (Barcelona, 64 años), director de La Ventana, acaba el programa del día. Es jueves, un día después de que Francino haya recibido el premio Ondas a su trayectoria en radio. Este exfutbolista que llegó a Tercera División, y que hoy viste una camiseta que dice “No war, just football” (No guerra, sólo fútbol), no tiene WhatsApp ni redes sociales. Cuenta que la SER, en una de sus renovaciones, incluyó una cláusula que le exigía abrir una cuenta propia. Se negó en redondo. “La Ventana ya tiene una, y la SER, donde se promociona nuestro trabajo. Qué voy a poner yo en la mía, ¿lo que como?”. Mira la grabadora y se pone cómodo. La entrevista tiene lugar en el estudio principal durante uno de sus raros vacíos. “Yo lo que quise hacer siempre es escribir. Y es lo que menos he hecho en la vida”, se lamenta.

Pregunta. ¿Por qué le gusta escribir?

Respuesta. Porque puedes trastear con el texto, ir para adelante, para atrás. El oficio de escribir siempre me ha dado mucho respeto.

P. A muchos de los que escriben el respeto se lo da la radio. Pueden borrar mientras escriben, pueden equivocarse sin que se entere nadie antes de publicar el texto.

R. Porque la radio es la vida. La radio admite pocas trampas y a los impostores se les pilla rápido. Al que quiera mostrarse como lo que no es, se le pilla. Se le pilla escuchándole: por el tono de voz, por cualquier cosa. Y aquí en la radio, como en todo, tienes que competir con tus armas. Que puede ser un tono más alto o más bajo, una voz más grave o menos grave. Si eso gusta, cojonudo. Si no gusta, mala suerte. Nota aquí.



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