miércoles, febrero 08, 2023

David González

 “Macarra y genuino”: David González, la muerte del poeta maldito que descubrió la escritura en la cárcel

El escritor, iniciado en la poesía mientras cumplía condena por robo a mano armada, había transitado la senda del realismo sucio. En 2016 anunció que se iba a quitar la vida a base de drogas y alcohol. Al final se lo llevo el cáncer.

David González (San Andrés de los Tacones, Gijón, 59 años) empezó a escribir cuando ingresó, entrado apenas en la veintena, en la cárcel gijonesa de El Coto, condenado por participar en un robo a mano armada. Entró atracador y, tres años después, salió poeta. Era lo más parecido a un poeta maldito que la literatura española ha dado en las últimas décadas. Él, de hecho, se sentía maldito y, como tal, practicaba el malditismo. Nada más maldito que morirse: su vida terminó el lunes en su ciudad natal, víctima de un cáncer de esófago. Su último poemario, La canción de la luciérnaga (Páramo), que suena a despedida, se había publicado solo unos días antes.

González creó escuela dentro de la corriente del realismo sucio, con influencias de escritores como Charles Bukowski, John Fante o los miembros de la Generación Beat, todos ellos especialistas en tratar los aspectos más crudos de la existencia, paseando por el lado salvaje al que cantaba Lou Reed, sin aplicar vendas al lenguaje. “Aplicó a su poesía la misma intensidad que aplicó a su vida. La mejor definición de David está en sus poemas, en ellos se muestra tal como es: descreído, pesimista y nada complaciente, pero al mismo tiempo dotado de una clarividencia y una ternura que convierten muchos de sus poemas en puñetazos que impactan directamente en el estómago del alma”, dice el escritor Miguel Barrero, director de la Fundación Municipal de Cultura de Gijón. Según señala Barrero, pese a ocupar un espacio marginal en el canon, concitó la atención y el reconocimiento de un buen número de lectores. Nota aquí.



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